martes, 19 de agosto de 2008

Mi callejon de Huaylas



Mi historia comienza con el estruendoso chillido del despertador de mi padre. Las 5 de la mañana, hora clave según él para emprender una vez más uno de los muchos viajes de la familia Rodriguez, la mía.
Mi padre me había comentado unos días antes, que añoraba cuando viajábamos y que ojala para Semana Santa, pudiéramos viajar todos los miembros de la familia, mi padre, mi madre, mi hermana y yo.
Mi hermana pamela, radica en Lima desde hace 8 años, con sus saludables 25 años ha recorrido miles de kilómetros viajando, conociendo infinidades de sitios encantados que según ella tiene nuestro país, (aparte de los ya conocidos como Cuzco, Arequipa, etc.) y que obviamente yo no conocía ni tenía la menor intención de hacerlo. Hasta ese momento.
Nuestra primera misión era llegar a Huacho (capital de la provincia de Huara, al norte de Lima en el km 148), ahí teníamos que esperar a mi señora hermana, con sus 7 meses de embarazo y su espíritu viajero que todos necesitábamos con urgencia.
Por fin, después de unas 3 horas de esperar en la agencia la “frentona” (así le digo de cariño) llegó a Huacho. Un tanto asustada nos contó que estuvo apunto de morir, ya que su bus por poco se estrella con otro en el Pasamayo “maldito”. En un primer momento al ver a mi hermana tan asustada contando su casi tragedia, pensé que el viaje hacía lo desconocido se iba a postergar, pero por desgracia mía la frentona en menos de 10 minutos después de terminar con su relato, sonrió volteando hacía mi preguntando: “¿adonde vamos? .

La Toyota Hilux Surf de mi padre del año 98, ni se inmutó frente a los aproximadamente 600 km recorridos de Chiclayo (punto de partida), hasta Huacho, y estaba seguro que se moría de la impaciencia por saber cual sería nuestro siguiente destino.
Se decidió entonces ir Churín, una ciudad que nadie la conoce como ciudad, ya que su único atractivo turístico son sus baños termales y su clima serrano que tanto le gusta a mi padre. En fin lo acepté un tanto aliviado al escuchar que solo estaba a unas 2 horas desde Huacho.
Y así, nos emprendimos otra vez a nuestro tan esperado “viaje familiar”. Mi padre emocionadísimo, mi madre conversaba con mi hermana los últimos chimes de Lima y yo rogando a todos los dioses del olimpo que lleguemos rápido para poder descansar.
Eran como las 4 de la tarde, cuando de pronto un policía nos paró, y nos dijo que no podíamos seguir con nuestro viaje hacía Churín, ya que por obra de mis dioses había pasado un huaico por la carretera y era imposible pasar. Desmoralizados todos menos yo, regresamos a Huacho sin saber a donde ir, había silencio y eso era bueno para mi, ya que por fin podía descansar un poco después de las 5 horas que había manejado desde Chiclayo hasta Chimbote.
De pronto, mi padre hizo que me levantara como un cachaquito abrumado en tiempos de guerra cuando escuché algo que me hizo templar de pies a cabeza: “vamos a Huaraz”.
Poco a poco iba muriendo cuando veía como mi hermana y mi madre aceptaban con entusiasmo la “gran idea” de mi padre en regresar a esa ciudad tan alta y temida por mis recuerdos de infancia y en especial por mi sentido de supervivencia. Huaraz no era desconocida para nosotros, hace como 10 años tuve mi primer contacto con ese condenado mal de altura que tanto recuerdo y que se conoce como “Soroche”.
El soroche es causado fundamentalmente por la falta de oxígeno en el aire que impide que el cuerpo se oxigene adecuadamente mediante la respiración normal de los individuos cuando ascendemos a la altura. Es decir, tienes nauseas, mareos, intensos dolores de cabeza, fatiga y unas ganas locas por dejar de existir.
Trate de poner “peros” en lo posible para cambiar de decisión pero fue en vano. Ya estaba decidido, Huaraz nos esperaba.

Existen 3 formas de llegar a Huaraz, una es por Chimbote, otra por Casma y la tercera la más cercana a nosotros Pativilca, con una distancia de 400 km, osea unas 6 horas a lo mucho.
Eran ya las 7 de la noche y ya se sentía la falta de aire en el ambiente por los 3200 m.s.n.m (metros sobre el nivel del mar) en los que estábamos. Me comencé a preocupar cuando mi padre me dijo que teníamos que ascender hasta la punta de Conococha a 4000 m.s.n.m. En lo único que encontraba consuelo era en el hermoso bosque de estrellas que se contemplaba y iba alumbrando la ténue neblina del camino y mis esperanzas de sobrevivir al mal de altura.
Llegamos alas 4000 m.s.n.m y no paso nada, me sentía un poco agitado pero no paso a más, mi madre y mi hermana ni se inmutaron y mi padre ya comenzaba a “cabecear” por el sueño y el cansancio del camino.
Curvas, curvas y más curvas íbamos descendiendo, hasta que mi padre me dio la posta para manejar el resto del camino hasta Huaraz.

Llegamos a la “bendita” ciudad de Huaraz alas 11 de la noche, con mucha hambre y frío, y con unas ganas de dormir tremendas. Buscamos como media hora hotel, ya que la mayoría estaban ocupados por ser Semana Santa, pero afortunadamente encontramos un modesto hotel de 3 estrellas para cobijarnos y pasar el resto de la noche. Yo sentía que iba a detestar ese viaje por el resto de mi vida.
El sol serrano nos despertó alas 7 de la mañana, alumbrando hasta el último rincón del cuarto, eso provoco otra vez mi mal humor y el poco deseo de seguir en esa ciudad.
Mientras desayunábamos mi padre elegía que ruta turística íbamos a recorrer en ese día, en un mapa que compramos en el hotel. Como ya conocíamos Chavín de Huantar, Pastoruri, la laguna de Yanganuco (en las faldas del huascarán) y Yungai (la ciudad sepultada por el sismo del 70), que son los atractivos turísticos más importantes; elegimos recorrer el callejón de Huaylas visitando a sus numerosos pueblos y contemplando el hermoso paisaje de nevados que se alzaban frente a nosotros.

Conocimos los pueblos de Recuay, Carhuaz, Yungay, y caraz, nada fuera de lo común, a mi parecer.
Todo el día estuvimos viajando para llegar en la noche al hotel a descansar, ya que al día siguiente teníamos que emprender nuestro viaje de retorno. Hasta el momento nada de lo que había visto y visitado colmaba mis expectativas, así que solo esperaba regresar a Chiclayo a mi rutina de siempre sin saber de lo que nos esperaba más adelante.
Salimos al día siguiente alas 7 de la mañana y mi padre ya sabía que ruta escoger para que según él, llegáramos a Chimbote más directo y más rápido, era una ruta desconocida y diferente ala que tomamos para llegar. Tuvimos que pasar por los pueblos ya mencionados hasta llegar a Huaylas, donde se acababa la pista asfaltada para luego recorrer por trocha el resto del camino.

La ruta era muy peligrosa, llena de piedras, cuervas y abismos que ya empezaban a causar temor en todos nosotros. Hasta ese momento ya iban 3 horas de recorrido, y el río Santa debajo de nosotros sonaba estruendosamente como advirtiéndonos que el camino era peligroso.
Pero todo cambió cuando llegamos a algo que nunca pensé ver en mi vida, algo que sobrepasa los niveles de hermosura, algo divino. La laguna de Parón , era inmensamente bella se encontraba como encerrada dentro de números nevados imponentes, que se reflejaban en ella, como si fuera un espejo gigante de aguas de color cielo con una quietud perfecta e impredecible. Bajamos de la camioneta, no nos importó el mortal frío ni el granizo, que parecían balas blancas del cielo golpeándonos a una continuidad terrible. Nos olvidamos de todo, solo existíamos la laguna y nosotros. Que belleza.




Entramos en la camioneta con mucha pena para continuar con nuestra travesía, mi forma de ver ala naturaleza había cambiado bruscamente. De ahí para adelante me encantaba respirar su aire, sentir su lluvia, su granizo, oler su fango, soplar en mis manos el vapor de mi boca y luego frotármelas para darme calor y tiritar de ese frío tan divino, que me dio paz y tranquilidad, y un sin numero de sensaciones inexplicables que nunca podré olvidar.

Nuestra historia se puso más interesante aun. Un grupo de campesinos estaban parados en medio del camino, que de pronto se convirtió en un camino sin salida. Un pequeño Huaico se había deslizado de un cerro de la cordillera negra y había tapado el camino; para nuestra suerte era un poco de tierra de pequeña magnitud de unos dos metros de alto, que en unas cuantas horas se podría limpiar con la ayuda de los policías de carreteras , bueno, eso pensábamos.

Hablamos con un morador que tenia que pasar con urgencia su carretilla de piedras en dirección hasta la central hidroeléctrica del cañón del Pato ( a unos 30 Km.) , se encontraba malhumorado por la situación y nos explicó que por esa zona era bien difícil encontrar ayuda de la policía. Cuando mi madre escuchó eso, se alarmó, mi hermana la trataba de tranquilizar y mi padre yo ya estábamos maquinando la idea de cómo íbamos a pasar la noche en ese lugar hasta que por la mañana todos juntos con un grupo de moradores de por ahí a “palana limpia” luchemos contra la naturaleza.
En un primer momento la idea me pareció un tanto incomoda y descabellada ya que a 3500 m.s.n.m iba a ser un tanto difícil solucionar el problema. Así que decidimos pasar la noche ahí, en la nada y la camioneta por supuesto.

Una de las ventajas que tenemos los hombres sobre las mujeres, y de las que me siento muy orgullo, es que nosotros podemos mixionar en cualquier lado y en cualquier momento, ese fue un problema para mi madre y mi hermana que por suerte se solucionó dejando de lado sus complejos y permitiendo que la naturaleza sea su confidente.

Para serles sinceros yo la estaba pasando bien. Un morador nos llevo hasta su casa, hecha de adobe y muy pequeña, con una numerosa familia y bastante fruta que nos cayo de “perilla”. Yo estaba muy feliz viendo las estrellas, el cielo estaba hermoso. Cuando de repente el cielo se nubló, comenzó a llover.


La lluvia caía en hilos como agujas de vidrio que se rompían en mi frente, bajando por mi cien, luego por mi nariz y al fin en mi boca, que delicia, que pureza. Esta lluvia tenía mucha paciencia, continuando, sin termino, cayendo desde el cielo frió del callejón de huaylas.

Una inmensa araña de cabellera roja sale de un montón de rocas a mi costado como para contemplar la caída de la lluvia, luego me mira con sus ojos fijos, inmóvil, grande como una cangrejo, celosa por verme disfrutar de su lluvia se retira a descansar.
A la mañana siguiente hicimos lo que teníamos que hacer. Bajamos una buena cantidad de tierra mojada junto con mi padre y otros campesinos hasta que crear un espacio para que la camioneta pueda seguir.
Y Así fue, nos despedimos de todos agradeciéndoles el buen trato y su generosidad en ayudarnos y partimos otra vez hacia Chimbote.

El resto de camino fue pan comido. Los nevados y el clima serrano iba quedando atrás poco a poco llegando a chimbote y luego sin problema a Chiclayo.
Este viaje viaje a cambiado en mi muchas cosas, me ha enseñado a valorar más a mi patría, a mis costumbres, a mis antepasados y a mi historia. Ahora puedo decir a quien no conoce el callejón de Huaylas…no conoce este planeta.


miércoles, 11 de junio de 2008

...A Basileia...

..."tu eres la niña que hace dormir a mis estrellas"

noche

Noche
Porque me miras así
Como adivinando
Que por dentro estoy muriendo?
¿qué te esta diciendo mi rostro?
Ya no me mires así;
Pero si enamoras la luna
Hazlo cuando yo no este mirando
Hazlo cuando yo la este soñando.

Noche
Porque me miras así
Como pronosticando
Que mi lucha será en vano?
¿qué te están diciendo mis ojos?
Ya no me mires así
Pero tu me inspiras esta canción
Aunque me dices que no luche
Noche ¿no ves cuanto la amo?

Tu nos viste
Amar mojados por la llovizna
Que llorabas de emoción
Noche, tu me recuerdas los ruegos
Para que no me dejara tan solo, tan solo.

Sueña trovador

Soñador inalcanzable
Caminante de caminos
De aves;
De plumas.

Trovador inconsolable
Tonto cobrador
Al dar amor
Sin recibo

Sueña trovador
Despega como los pajaritos
averigua el cielo
Y luego la noche
Sorprende a la luna
Y hazle un concierto a las estrellas

Trovador insaciable
De acordes y flores
De estrellas
De ella

Soñador incontrolable
De ángeles rendidos
De imposibles
De inventos

Sueña trovador
Tienes 20 años
No vuelvas a pensar nunca mas
Que todo es real.

tu no eres como nacida de mi

tu no eres como nacida de mi
no te importa mi canción
pero lloran de castigo tus ojos
por lo que pronuncian mis ojos

lloro porque siento mucho daño
quiero amarte en pleno vuelo
pero tu perdiste mis alas
lloro porque tu no me amas
no quiero pero tu vuelas en mis sueños
todas las madrugadas, todas te amo.

Tu no eres como nacida de mi
Pero mi pensamiento siempre contigo.
Y mi voz te canta esta canción
Y mi mano rasguea con dolor
Y mi luz no soporta mas
Y se queja de dolor.

Siempre serás el sueño en mi memoria
Mas aun cuanto este muriendo
Y aunque tu no eres como nacida de mi
Te diré que te amo
Porque te amo
Y te diré que te he amado
Porque siempre te he amado.

concierto de angeles

No me salven del invento
La blasfemia de los acordes
¡OH Canción!, ¿que veo?
cuatro mil ángeles en el cielo
sonriéndome desde el cielo.

No me salven de este concierto
La blasfemia de los acordes
¡OH canción! ¿qué siento?
Cuatro mil voces desde el cielo
Cantándome desde el cielo

Un concierto de ángeles
Suaves voces en mi pensamiento
¡OH canción! Dos se acercan a mi
me cogen por la inspiración
y desaparezco por siempre en la canción.

No me salven del invento
La bondad en los acordes
¡OH canción! ¿que veo?
Ángeles bajo las estrellas
Trazando figuras bajo las estrellas

No me salven de este concierto
La bondad de los acordes
¡OH canción! ¿qué siento?
Un recital de ángeles en el cielo
Me han llevado esta noche con ellos...

el jardìn de sahara


si me convirtiera en cancion, quisiera ser de "sol", "do" o "re" y de una voz como enamorada del viento, hecho de una letra que hable sobre las estrellas, y asi terminado, ser proyectado al mundo en busca de la flor que tanto quizo mi trovador...sin tan solo me convirtiera en cancion...


si me convirtiera en cancion, quisiera ser tocado de tarde bajo un arbol, y al volar, rozar con las hojas desmayadas por mi, que caen como lagrimas del cielo, en este hermoso milagro parecido a un jardin...si tan solo me convirtiera en cancion.

NIÑOS DEL CIELO


Belén tiene cinco añitos, de contextura delgada, ojos muy grandes y una mirada muy fresca que ha decir verdad, transmite mucha tranquilidad.

Aparentemente es una niña como cualquier otra, asiste al nido, ve televisión y le encanta jugar. Su madre Mariela Tafur, periodista de profesión a tenido que lidiar con esta pequeña, entenderla y comprenderla de una manera muy especial.
Pero, que tiene Belén que la diferencie de los demás niños? . Su madre Mariela se sintió muy confundida cuando se lo dijeron. “su hija es una niña indiga”. En un principio Mariela lo relaciono con el color AZUL, “mi hija azul”?...se preguntaba, hasta que los profesores de Belén le explicaron el porque de esta definición y como ellos habían llegado a tan inesperada conclusión.
Entonces Mariela como buen periodista que es, investigo hasta el cansancio la denominación “niño índigo” en el Internet y poco a poco se fue dando cuenta que Belén, reunía esas características y patrones de comportamiento que la hacia única y especial en comparación con los demás niños.

Mientras Belén me coqueteaba, su madre me contó un episodio de la vida de Belén que nunca podrá olvidar. Una vez Mariela y su esposo habían tenido una riña y discutieron en voz alta cuando Belén estaba dormida, tremenda sorpresa se llevaron los dos cuando de pronto Belén se levantado de su cama, fue hacia a ellos y les dijo: “oigan ustedes dos, ya dejen de gritar, porque no conversan con la voz baja, así se pueden entender mejor”. Fue en ese momento que su madre quedó admirada de las cosas que en tan poco tiempo Belén aprendía, para luego transmitir en su familia esa calma que en muchos hogares hace falta.

Se dice que la llegada de los niños índigo empieza a partir de la década de los 80 y que su misión en la tierra es, ayudar ala transformación social, educativa, familiar y espiritual de todo el planeta, independientemente de las fronteras y de las clases sociales. Pero a que le denominamos “niño índigo”?

Un niño índigo es aquél que
muestra una nueva y poco usual serie de atributos psicológicos con un patrón de comportamiento no documentado aún. Este patrón tiene factores comunes y únicos que sugieren a quienes interactúan con los niños (los padres en particular) que deben cambiar la forma de tratarlos y de criarlos para poder lograr un equilibrio adecuado. Ignorar estos nuevos patrones de comportamiento es crear desequilibrio y gran frustración potenciales en la mente de estas preciosas nuevas vidas.
Existen muchas clases de niños índigo, según lo que he investigado y los patrones de comportamiento de Belén se asemejan con exactitud.
Ellos vienen a este mundo con un sentimiento de realeza (y frecuentemente se comportan de ese modo).


Ellos tienen la sensación de "merecer estar aquí" y se sorprenden cuando otros no comparten eso. La autoestima no es para los niños índigo un gran tema de preocupación. Con frecuencia les dicen a sus padres "quiénes son ellos".
Tienen dificultad en aceptar una
autoridad absoluta sin ninguna explicación y sin alternativa. Simplemente no harán ciertas cosas; por ejemplo: esperar en una fila es muy difícil para ellos. Se frustran con sistemas rituales que no requieren pensamiento creativo.
Con frecuencia ellos encuentran mejores formas de hacer las cosas, tanto en casa como en la
escuela, lo que los hace parecer rebeldes, inconformes con cualquier sistema.
Parecen antisociales a menos que se encuentren entre niños de su misma clase. Si no hay otros con un nivel de consciencia similar, a menudo se tornan introvertidos, sintiendo que ningún ser humano los entiende. La
escuela a menudo es muy difícil para ellos desde el punto de vista social. Ellos no son tímidos a la hora de expresarle a usted lo que necesitan. No responderán a la disciplina de "culpa" ("espera que tu padre llegue a casa y se entere de lo que has hecho").

La expresión "Niños Índigo" viene del
color del aura de estos niños. Existe una amiga de los autores, que ellos conocieron a mediados de los años 70, llamada Nancy Ann Tappe. Nancy fue autora del libro llamado Understanding Your Life Through Color (Entendiendo tu vida a través del color). En este libro aparecen los primeros datos acerca de lo que ella llamó "Niños Índigo".
Belén es asombrosa, poco a poco me fui dando cuenta la importancia de esta niña y el rol indispensable que desempeñaba en su hogar.


Aquí en Chiclayo existen 12 casos registrados de niños índigo, información que no brindó Mariela, ya que no existe una asociación que se encargue de velar por la salud psicológica de estos niños.
En Lima existe la Asociación Índigo Universal, precedida Ivette Carrión, quien es la pionera en la investigación del tema en el Perú, y brinda una adecuada información y orientación a los padres acerca del comportamiento de sus niños, y como saber explotar sus capacidades conductuales.
Además da consultas individuales, talleres, terapias, programas de capacitación y un sin numero de actividades que ayudarán a estos niños a desarrollaran sus habilidades y descubrir el motivo por el cual están entre nosotros.

lunes, 9 de junio de 2008

crónica de un sueño incompleto

“Y así crecí volando y volé tan deprisa ,que hasta mi propia sombra de vista me perdió”; Joaquín Sabina me dio la oportunidad de reflejar mis 21 años a través de este verso, una noche de aquellas en las que solía tirarme a mi azotea para contemplar el firmamento hasta quedarme dormido.Definitivamente, esos 21 años transcurrieron, en un abrir y cerrar de ojos...Amanecí como siempre 20 minutos antes de las 8, hora exacta en la que entraba al colegio; algo impreciso, desorbitado, jaloneado y legañoso; por causa de algún sueño, que por lo general; solía tener en esos días y también por la violencia sonora de la garganta de mi madre.Mientras me bañaba, cambiaba y desayunaba; siempre me imaginaba que alas 8 y 10 exactamente, estaría postrado ante el “tío” Martín encerando la vendita sala de O.B.E, labor que poco a poco; se vio íntimamente familiarizada a mi rutina de aquellos días.8 y media, después de haberme perdido; como casi todos los días, la oración de la mañana;secándome el sudor de mi extensa y panorámica frente, me dirigía por el segundo piso ala siempre recordada y temida aula del QUINTO AÑO “D”. Al entrar, no podía evitar ponerme de colores, por la vergüenza conchuda que sentía; a causa de las risas anticipadas del salón; hacia mi persona; y por la llamada de atención tan recordada del profesor : “ayyy Rodríguez...tarde como siempre”Después de ese bullicio tan pronunciado, y el leve sonrojo de mi soñoliento rostro; pasaba a sentarme a mi respectiva carpeta. Todo cambiaba desde ese instante, ya que me esperaba un ser al quequise, quiero y querré durante toda mi vida. Ese ser se llama Pedro, un nombre tan común y ordinario; para semejante persona.El era pues, “el chochera”, “el brother”, “tu causa”, “ tu compinche”, “pata” ; jerarquizando el significado: tu mejor amigo. A veces meditabundo, taciturno, otras veces insoportable y casi siempre alocado, desfachatado; sumamente tedioso y aplicado con sus estudios, es decir; extraño al 100 por ciento, pero siempre estaba ahí.En el colegio, gracias a Dios; siempre tuve varios hombros en donde podía moquear, la verdad es que son muchos y me van a tener que disculpar...es que me da flojera ponerlos a todos ja!.Eran algo así como “los caballeros de la mesa redonda”, colegas de innumerables aventuras y milongas bohemias , que por efectos del alcohol; de algunas no me acuerdo.Con ellos aprendí muchas cosas, y muchas cosas aprendieron de mi. Creo que vivimos la vida muy desenfrenadamente, siempre íbamos a 1000 por hora; y por eso nunca nos pudieron alcanzar.Por otro la estaba esa cosita, ese morbo, ese escarapelado de piel que todos los adolescentes padecen a esa edad: “el amor”. Con respecto a mi, hasta ahora nunca supe a ciencia cierta y con certeza, si esa enfermedad destruyó mi organismo... mi corazón para ser mas exactos. Creo haberlo sentido levemente, muy levemente; pero no a plenitud.Hasta ahora, en el fondo, muy en el fondo de mi; mi otro yo quiere sentir esa sensación , pero el obstinado de Luis no lo desea aún.Por decir lo que pienso, sin pensar lo que digo, más de un beso me dieron... y más de un bofetón. Recuerdo una vez, fue una fiesta que hizo mi colegio por su aniversario. Previamente, antes de entrar; mis secuaces y “yo”, nos tomábamos el buen “roncito” para entrar “sazonados”, como se le dice; ala respectiva fiesta.Ya algo “chapositos” y alegres, por el efecto de ese “elixir” de la vida; entramos ala fiesta, armados hasta los dientes de cigarrillos. Adentro encontramos a unas amigas que “nitro”(toño) conocía. Después del besito cordial, hasta la penúltima chica;me quede, en un estado de “chock” cortísimo y pude reaccionar a tiempo para saludar a ella; "la ultima de la fila".Se llamaba Brunela, nunca la había visto en mi vida, pero algo me decía que en algún lado la había visto; no fue en esta vida, de eso estoy seguro...Tes. Blanca , caballo medio castaño, ojos color caramelo si recuerdo bien; en fin, muchos rasgos voluptuosos que no pasaron desapercibidos ante mis ojos. Creo que ella sintió algo cuando la quede mirando, ahhh!!! nosé!!; no estoy seguro.La cosa fue, de que congeniamos muy bien; durante dos escasas horas entre el bullicio de la gente, la música, el humo y las chelas.Yo, ya estaba medio ebrio; ella también. Me comencé a emocionar y excitar, al ver que brunella; no aceptaba bailar con otro que no sea yo. Y desde ahí, comenzaron a fluir ideas algo morbosas en mi voluminoso cerebro. Salimos a bailar nuevamente, la verdad creo que confundí las cosas o las malinterprete, nose!!!; la cosa fue de que le propuse algo, que yo; estaba seguro que iba aceptar. Pero me equivoque, ni bien termine de hablar, me miro a los ojos fijamente, dejó de bailar, yo deje de hacerlo también; y de pronto... sentí dos manos en mi rostro, que jugaban con mis cachetes algo así como “Rocky” cuando entrenaba.Me quede atónito y perplejo ante su reacción, se fue; me dejo solo en la pista de baile, y nunca mas regresó. Quede como un perfecto idiota ante todos, pero como estaba ebrio; no importo mucho en ese momento.A mis 21 años, he podido comprobar que las mujeres son muy especiales; son unas criaturas magníficas, perfectas; pero sumamente indescifrables. De pronto, sentí algo húmedo que rozaba mi cachete; abrí los ojos, un poco pegajosos y legañosos; era DAMIAN, mi rothwailer de tres meses; que me estaba haciendo el amor con su babosa lengua.Lo cargue, lo acaricie un momento; y le dije: “la fregaste perro del demonio”.Alos 5 segundos después, volví a escuchar; el siempre recordado y espantoso grito de mi madre. Nunca cambio, siempre tuve el mismo chillido; algo así como: “Luis!!!!!!!!!”En fin, me levante del suelo polvoriento de mi azotea; desconecté el discman, saque el disco de Joaquín sabina, lo puse en su cajita con mucho cuidado, apague la luz de la azotea y en medio de la oscuridad de la noche,y del inmenso bosque de estrellas que alumbraban allá arriba ; me dije a mi mismo: “algún día terminaré mi sueño”